Puede que no te guste este post, o que no estés de acuerdo con él. Suelo ser una persona de muy buen humor y me entristece mucho lo que está ocurriendo en Ucrania, pero tengo que desahogarme.
Llevamos ya más de tres meses de guerra entre Rusia y el mundo occidental, y parece que con nuestras sanciones nos estamos degollando principalmente a nosotros mismos. Todo es cada vez más caro, más escaso, más difícil… Incluso volveremos a quemar carbón para tener suficiente electricidad, ¡pronto! ¡Y eso mientras los agricultores y los ciudadanos ya están sin aliento por culpa de las nuevas medidas sobre el nitrógeno! ¿Cómo de torcido es eso?
¿Y qué pasa con las empresas como nosotros que nos ganamos la vida comerciando con rusos? Ya no podemos transferir dinero y nuestras cosas no entran en el país. De acuerdo, son sólo calcetines y afortunadamente tengo un trabajo además de esta afición que se me fue de las manos, ¡pero estoy segura de que hay mucha gente, cuyos ingresos dependen totalmente de ello!
Tengo mucha curiosidad por saber cómo seguirá todo esto ahora y cuánto tiempo llevará. Afortunadamente, justo antes de que Rusia invadiera Ucrania habíamos recibido varias bolsas grandes de bonitos artículos, así que tenemos muchas cosas bonitas para la próxima temporada de invierno, pero desde luego no será el caso de todo el mundo. Y piensa en la gente y las pequeñas empresas de allí que dependen de este tipo de comercio… ¿Es justo que sean la gente corriente y las pequeñas empresas quienes tengan que pagar por los juegos de poder de los políticos?
Lo entiendo, no se puede dejar que Putin se salga con la suya desde nuestra perspectiva occidental, pero sigo pensando firmemente que son principalmente los ciudadanos ucranianos y rusos los que están sufriendo esta guerra. Y nosotros, ¡la gente corriente! Frans Timmermans, Von der Leyen, Sigrid Kaag o Rob Jetten no comen menos bocadillos por ello, ¡pero a nosotros se nos disparan las facturas y hay que bajar el termostato! Porque recuerden que el grifo del gas en Rusia se cierra porque no queremos pagar en rublos. Nuestros políticos simplemente han decidido que sus sanciones simbólicas son más importantes que el bienestar de sus propios ciudadanos. Pero no les gusta decir eso, en la mesa de Jinek…
Estoy muy en contra de lo que está haciendo Putin y estoy de acuerdo contigo en que deberíamos gritarlo también, pero… Cuando veo cuáles son las consecuencias aquí para los hogares holandeses y belgas, lo mucho que todo esto se hace a costa de la gente corriente de allí y lo tristemente poco que las sanciones ayudan realmente a cambiar la mentalidad de los gobernantes rusos, me enfado. El rublo está en máximos históricos, Putin sonríe y vende nuestro gas a China y otros países, ¡y nosotros pagamos azul para que nuestros líderes se hagan los simpáticos!
¿Y América? Eso, mientras tanto, se frota las manos sonriendo ampliamente, porque no sólo les compramos más gas y petróleo, ¡sino también muchas más armas!
¡Basta de quejas! Salgo a pasear por el bosque con los perritos para refrescarme.
